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Grande, imponente, poderoso, dotado de unas cualidades físicas que le llevan a posicionarse como el más ágil de todos los perros incluidos dentro del grupo de los molosoides. Esto significa que su equilibrio entre tamaño y potencia es elevadísimo. Su estándar avisa que su aspecto es muy disuasorio, pero esto hay que matizarlo, pues estamos ante un perro que no demuestra agresividad alguna, muy al contrario, el Dogo de Burdeos es un compañero ideal para toda la familia, tranquilo, muy protector con los más pequeños y afectuoso al máximo con los suyos.

José A. Fernández (Moloso de Andalucía)

Estamos ante una de las razas más antiguas del mundo. Se entremezclan con gran equilibrio y bajo su aspecto tosco la nobleza, la potencia y el coraje. Al igual que el resto de molosos, este dogo francés parece tener su origen en el Dogo del Tíbet, llegado a Grecia hacia el 480 antes de J.C. En el año 50 antes de J.C., Julio César lo adopta en Roma como Canis Pugnatis, es decir, perro de combate, y se utiliza también para guardar campamentos, armas y tropas.

Otra hipótesis es la del veterinario Pierre Megnin. En su obra El Perro y sus Razas, sostiene que el Dogo de Burdeos sería descendiente de "Alanos", nombre del pueblo oriental que los introdujo en Francia, principalmente en la región de Aquitania, donde se le conocía por Alano Veaultre. Pero no fue hasta 1863, fecha de la Primera Exposición Canina de París, cuando la raza fue oficialmente reconocida bajo su nombre actual. Fueron juzgados por Pierre Pichot y la perra ganadora se llamaba Magenta. En París, en la Exposición de 1883, (“Bataille”, macho de 67centímetros y propiedad de M. Fontán e hijo de Mira) se alzaba con la victoria. Algunos criadores, temiendo un empequeñecimiento de la raza, cruzaron sus perros con Mastiff Inglés, lo que dio lugar a la aparición de la máscara negra.

POLÉMICAS DE TIPOLOGÍA
La polémica estaba servida, dado que los jueces holandeses e ingleses desconocían por completo la raza, llegando incluso a descalificar, en la Exposición de 1894, a los perros de máscara roja para, al año siguiente, hacerlo a la inversa. En 1889 surgen numerosas discrepancias respecto a la máscara y a los tipos, ya que había tres diferentes que dividían a criadores y aficionados: bordelés, toulousino y parisino. Ésta fue la causa por la que la raza apenas progresó desde 1889 a 1910, ya que la mayoría de los criadores los empleaba únicamente para pelear. J. Kunstler, profesor de Anatomía Comparada y Embriogenia en la Facultad de Ciencias y director del Museo de Historia Natural de Burdeos, junto a Pierre Megnin, primero y, posteriormente, con su hijo, tuvieron un especial relieve en la recuperación de la raza.

En 1910, el Profesor Kunstler, publicó en su revista L'Éleveur, "Principios preliminares para el establecimiento del estándar del Dogo de Burdeos", con el que pretendía unificar los tres tipos existentes en ese momento. En Junio de ese mismo año, aprovechando la Exposición organizada por el Ayuntamiento de Burdeos, Kunstler constituyó el primer Club del Dogo de Burdeos, del que fue elegido Presidente. Los toulousinos eran perros de tipo dolicomorfo, como consecuencia de haberles inyectado sangre de Dogo Alemán.

El tipo bordelés era macizo, bien pigmentado, con nariz corta y stop muy pronunciado, cabeza voluminosa y de cuerpo ancho. Pero también estaba el tipo parisino.

Un perro tranquilo y equilibrado
Redacción

Seguro de sí mismo, esto conlleva lógicamente que el Dogo de Burdeos goce de un carácter tranquilo, no se altera si no tiene un buen motivo, lo que le convierte en un eficaz perro de guarda, pues no ladrará ni reaccionará si no ocurre nada fuera de lo normal. Este carácter bonachón se ha conseguido tras siglos de selección que alejara al actual Dogo de Burdeos de sus orígenes, en los cuales protagonizaba encarnizadas luchas contra toros salvajes, osos o incluso leones en la arena romana. Esta selección en la cría le ha convertido en un animal apacible y muy afectuoso con su familia, muy obediente.

Sus comienzos estuvieron ligados a la tarea de perro guardián. Principalmente se le podía encontrar realizando este trabajo en los negocios de los carniceros y ganaderos. Que los utilizaban tanto para proteger sus propiedades como para custodiar los desplazamientos de los rebaños a los grandes mercados de carne. Su eficacia no pasó desapercibida y en poco tiempo pasó a custodiar los hogares de las familias burguesas, incluso de la aristocracia.

Estamos ante un gigante equilibrado, que tiene consciencia de su tamaño y su fuerza y que sabe que no necesita hacer alardes de esto. Por ello, se ha dicho de él que se trata de uno de los perros que mejor combina su potencia con el carácter afectuoso del que hace gala. Esto le convierte en el perfecto perro guardián, receloso ante extraños, pero tremendamente cariñoso con su familia.

AMIGOS DE LOS MÁS PEQUEÑOS
Mención especial merece la relación que son capaces de entablar con los más pequeños. Les encantan los niños, se hacen cómplices de sus juegos y aguantan con gusto sus jugarretas, incluso se les ve disfrutar de que éstos pellizquen sus llamativas arrugas, tiren de sus orejas o se les echen encima. Demuestran un gran instinto de protección hacia los más pequeños de la casa.

Siempre hablamos de ejemplares que procedan de líneas genéticas contrastadas y que hayan experimentado una socialización o una experiencia correcta con el mundo que les rodea. Esta socialización, seguida de una educación que suelen asimilar con presteza y una adecuada jerarquización, algo que también asumen fácil y servilmente, les convierten en un gran perro de familia, aunque muy lejos de ser un perro faldero. Y teniendo en cuenta su gran tamaño, siempre debemos supervisar esos juegos, porque un empujón ocasional de un perro de más de 50 kilos siempre puede ser peligroso para un niño.

Su energía, a pesar de ser un moloso, es enorme. Se trata del moloso más ágil de todos, y posiblemente el más activo, lo que le hace necesitar una buena dosis de ejercicio diario. Sus casi setenta centímetros de altura a la cruz y sus aproximadamente 55 kilos (el ideal del peso para los machos es de entre 55 y 60 kilos, mientras que es de 50 para las hembras) precisan un espacio considerable, pero se adaptan bien a la vida en un apartamento si cuenta con esas dosis de ejercicio de las que hablamos.

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